A iniciativa de Estados Unidos y sus aliados, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó esta medida con 93 votos a favor, 24 en contra y 58 abstenciones.
Entre las abstenciones se encontró México, según adelantó esta mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador al explicar que suspender a Rusia sería renunciar al uso de la diplomacia para hallar una solución pacífica al conflicto entre ese país y Ucrania.
Hace 16 años se creó el Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, y sólo otro país había sido suspendido: la Libia de Muamar el Gadafi, en respuesta a la represión de las protestas de 2011, aunque meses después fue readmitida.
En el caso ruso, Estados Unidos y sus aliados argumentaron que Moscú no puede seguir participando en ese Consejo cuando está “subvirtiendo todos los principios básicos” de la ONU con su invasión de Ucrania y cometiendo supuestas atrocidades contra la población civil.
“Rusia no sólo está cometiendo violaciones de los derechos humanos, sino que está sacudiendo los cimientos de la paz y seguridad internacionales”, dijo antes de la votación el embajador ucraniano ante Naciones Unidas, Sergiy Kyslytsya.
El diplomático advirtió a todos los miembros que votar en contra de la iniciativa equivaldría a “apretar el gatillo” contra los civiles ucranianos y sería una muestra de “indiferencia” similar a la que en 1993 permitió que se cometiese un genocidio en Ruanda.
Para suspender a Rusia se requería una mayoría de dos tercios en la Asamblea General, el órgano donde se sientan los 193 estados miembros de Naciones Unidas, un listón que se superó, aunque el texto obtuvo menos apoyo que las anteriores resoluciones críticas con Moscú votadas desde el inicio de la guerra.
Además de Estados Unidos y la propia Ucrania, respaldaron la medida los países de la Unión Europea, naciones latinoamericanas como Argentina, Chile, Colombia, Perú o Uruguay y otros Estados como Australia, Canadá, Turquía o Noruega.
En contra votaron 24 países, entre ellos la propia Rusia, China, Cuba, Irán, Nicaragua o Siria.
Mientras, 58 estados optaron por la abstención, incluidos Brasil, Egipto, El Salvador, India, Nigeria, Pakistán o Arabia Saudí.
Aunque la posibilidad de excluir a Rusia del Consejo de Derechos Humanos se comentaba desde hace semanas, Washington decidió dar el paso tras conocerse la supuesta matanza llevada a cabo en la localidad de Bucha, cerca de Kiev, donde las autoridades ucranianas acusan a tropas rusas de matar a cientos de civiles.
Creado en 2006 para sustituir a la fracasada Comisión de Derechos Humanos, el Consejo es el máximo órgano de Naciones Unidas en este ámbito y está compuesto por 47 países, elegidos para mandatos de tres años.
Su composición, que se decide en elecciones celebradas anualmente, ha sido criticada regularmente por incluir a estados con historiales muy dudosos en materia de derechos humanos.
Actualmente se sientan en el Consejo, entre otros, China, Cuba, Libia, Estados Unidos, Ucrania o Venezuela. Rusia, por su parte, ha sido un miembro habitual y ahora estaba en el segundo año de un mandato de tres.
¿Un precedente peligroso?
La exclusión de Rusia preocupaba desde hace días a Naciones Unidas por las consecuencias que puede tener para el futuro del Consejo de Derechos Humanos.
“Hay un cierto nivel de preocupación sobre si se crea un precedente peligroso”, admitió esta semana el portavoz de la organización Stéphane Dujarric, sin querer entrar en demasiados detalles dado que la decisión corresponde a los Estados miembros.
En privado, fuentes de la ONU explicaron que suspender a Rusia abre la puerta a que en el futuro grupos de países se alíen para sacar del Consejo de Derechos Humanos a otras potencias, incluso sin contar con argumentos claros.
Como ejemplo, recordaron que un colectivo como el Grupo de los 77 y China -una coalición de países en vías de desarrollo muy activa en Naciones Unidas- cuenta con la mayoría suficiente en la Asamblea General para, si así lo decidiera, actuar contra cualquier miembro del Consejo de Derechos Humanos, lo que podría complicar enormemente su supervivencia a largo plazo.
Membresía siempre polémica
Este órgano con sede en Ginebra ha estado siempre envuelto en cierta polémica por su composición.
Para los críticos, el Consejo no puede garantizar la protección de los derechos humanos en el mundo cuando entres sus componentes figuran regularmente países con un historial muy dudoso en este ámbito.
Arabia Saudí, China, Cuba, Venezuela, la República Democrática del Congo y muchos otros estados son o han sido miembros del Consejo y su participación ha sido censurada por numerosas organizaciones de derechos humanos.
Estados Unidos —también acusado de atrocidades en Irak o Afganistán— usó ese argumento -y el de un supuesto sesgo contra Israel en el órgano- para salir del Consejo durante el Gobierno de Donald Trump (2017-2021), aunque ha regresado de la mano de Joe Biden.
Rusia, por su parte, ha sido miembro del Consejo durante buena parte de su historia y está actualmente en el segundo año de un mandato de tres. (EFE).