Testigo fiel
Por: Jesús Torres
Candil de la calle
¿Que Andrés Manuel López Obrador haya alcanzado una mejor posición entre presidentes de otros países le beneficia en algo a México? A mi parecer en nada.
Pero sus seguidores celebraron con bombo y platillo que la encuestadora Morning Consult en su estudio sobre ‘Aprobación de líderes globales’, publicado por el Financial Times, lo haya situado por debajo del primer ministro de la India, Nerendra Modi, quien alcanzó un 71% de aprobación como ningún otro mandatario.
En contraparte, López Obrador, quien se ubicó en segundo lugar, – por arriba de Joe Biden de EU y la canciller alemana, Ángela Merkel-, tuvo una calificación del 65% y un 26% de rechazo.
La popularidad del inquilino de Palacio Nacional, hay que decirlo, no ha sido la mejor, al contrario, ha ido en descenso.
Y aunque en septiembre de 2019 logró el 72%, la más alta, para mayo de 2021 se desplomó hasta un 57%, respectivamente.
Los resultados se vieron reflejados en las elecciones intermedias del pasado mes de junio en que perdió más de la mitad de la población de la Ciudad de México y la mayoría en la Cámara de Diputados.
La cuestión es si al mexicano de a pie y a los 4 millones de nuevos pobres que ha dejado la cuatroté, de algo les sirve que su presidente haya escalado a otros niveles de popularidad, si en sus hogares no se ha visto reflejado ningún tipo de bienestar.
Si la calificación al inquilino de Palacio Nacional se tradujera en mejores niveles de vida para la población, empleos más remunerados, una economía fortalecida, un sistema de salud y educación como los de primer mundo y mayor seguridad, o el combate a la corrupción, todos lo aplaudirían, pero esos estadios están muy lejos de la cruda realidad.
Lamentablemente México atraviesa por una de sus peores etapas, en lo que va del gobierno de López Obrador, con cifras récord en homicidios y feminicidios debido a una espiral delictiva creciente así como cientos de miles de muertes por pandemia.
Por si fuera poco, en las últimas semanas de octubre los productos de la canasta básica aumentaron de un 5.4% al 7.7%, lo mismo que el gas, la gasolina y la luz, lo que ha disparado la inflación hasta un 6.12%, como ha venido ocurriendo en las últimas 15 quincenas de manera inenterrumpida.
No por nada, en el tercer trimestre de este año, la economía de México tuvo su mayor caída al contraerse un 1.6% así como la generación de empleos.
¿Con estos datos, habrá algo que celebrar o presumir? La misma popularidad han tenido los presidentes de Cuba y Venezuela y miren como le ha ido a su gente, solo por citar algunos.