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La adelantada sucesión

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Testigo fiel

Por: Jesús Torres

La adelantada sucesión

No sorprende que Andrés Manuel López Obrador haya adelantado el juego sucesorio de la presidencia de la república como en las épocas más rancias de la política.

El inquilino de Palacio Nacional sigue distrayendo de los grandes problemas que aquejan a nuestro país en materia de seguridad, salud y economía, temas en lo que no hay respuestas contundentes en lo que va de su sexenio.

Así como echó mano de la rifa del avión sin avión, que por cierto acaba de anunciar que rentará para viajes de ejecutivos y fiestas, ahora impulsa una consulta popular para enjuiciar a los expresidentes de México como si hoy fuera lo urgente.

Pero, además detrás de este juego sucesorio del que ha venido hablando López Obrador en sus últimas mañaneras, hay un trasfondo político que tampoco podemos dejar pasar.

El abrir el abanico a más aspirantes tiene su razón de ser, y mucho que ver con el favorito de Andrés Manuel para sucederlo, su consentido pues.

Aunque haya dicho que ya se dejaron atrás las viejas prácticas del ‘tapadismo’ el ‘dedazo’ o aquellas frases célebres de que: ‘el que se mueve no sale en la foto’, lo cierto es que todos sabemos quién late en el corazón de AMLO para sucederlo.

Para nadie es un secreto que se trata de la actual jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. De hecho hay datos no confirmados que dicen que ella es su nuera porque tuvo relación con uno de sus hijos y lo hizo abuelo, de ahí su cariño y aprecio hacia a la gobernante morenista.

Ella es la tapada, y para protegerla López Obrador tuvo que abrir una lista de aspirantes para desviar el golpeteo político que se ha centrado en su futura sucesora.

Y es que a Sheinbaum no le ha ido nada bien antes y después de las elecciones del pasado 6 de junio, derivado de la tragedia en la Línea 12 del Metro, y después de los comicios al perder 9 de 16 alcaldías de la Ciudad de México.

Su popularidad prácticamente tuvo un desplome de 22 puntos, aparte de entregar pésimos resultados en materia de seguridad y ser una de las ciudades que más se ha visto afectada por la pandemia.

¿Por qué Andrés Manuel no le recriminó los resultados electorales en la Ciudad de México?  Para evitar el castigo AMLO mejor tendió una cortina de humo y echó la culpa a la clase media, a los aspiracionistas y una supuesta campaña negra en contra de su gobierno.

En conclusión, lo que López Obrador hace es seguir escarbando en la política del misterio y del dedazo como en tiempos de Miguel de la Madrid y Luis Echeverría allá por los ’70 y 80’. La misma política rancia de otras épocas.