Tras encabezar la lista entre las petroleras, la compañía estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) se ha convertido en una de las 10 empresas más endeudadas del mundo.
El gigante energético ocupa la novena posición al arrastrar una deuda financiera de 116,800 millones de dólares (mdd), de acuerdo con un conteo elaborado por la calificadora de riesgo crediticio, Moody’s.
Por deuda ajustada, que contempla variables como las pensiones de sus trabajadores, la compañía que dirige Octavio Romero Oropeza se ubica en el segundo lugar entre las corporaciones más endeudadas con 189,000 mdd.
El primer lugar de la lista corresponde al gigante de telecomunicaciones AT&T con 180,200 millones de dólares, y con un nivel de deuda ajustado que asciende a 228,284 mdd.
El resto de la lista está compuesto por empresas de todos los sectores: desde tecnológicas como Apple, pasando por financieras como SoftBank hasta energéticas como Saudi Aramco.
Pero, a diferencia de las compañías del listado, Pemex ha registrado pérdidas masivas desde la década pasada, que profundizaron en el sexenio del priista Enrique Peña Nieto, gestión en la que se duplicó la deuda hasta los niveles actuales, sin revertir la tendencia a la baja de la producción petrolera ni su capacidad de refinación instalada, además de múltiples daños patrimoniales advertidos por la Auditoría Superior de la Federación.
La situación financiera de la compañía se agravó aún más con la emergencia sanitaria por Covid-19, que destruyó la demanda de combustibles fósiles, depreció el peso frente al dólar y provocó recortes mundiales de producción petrolera, factores que redujeron los ingresos de Pemex y, al mismo tiempo, aumentaron su deuda.
Como resultado, las firmas Moody’s y Fitch degradaron la calificación crediticia de Pemex a grado especulativo, un término formal para los ‘bonos basura‘.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador intentó frenar la hemorragia financiera con reducciones en la carga fiscal de la compañía, además de inyecciones de capital y aumentos presupuestales, a pesar de la crisis sanitaria y recortes en múltiples áreas de la administración pública.
Nymia Almeida, analista de Moody’s, comentó en entrevista que, a pesar de que el gobierno mexicano prometió no endeudar más a Pemex, la deuda ha aumentado desde diciembre de 2019 hasta marzo de 2021,
“El tipo de cambio incluso bajó”, agregó.
La meta energética de López Obrador para Pemex es incrementar su producción de crudo, reducir las exportaciones, abatir las importaciones de combustibles mediante la rehabilitación de sus seis refinerías y la construcción de una en Dos Bocas, Tabasco, mientras el mundo intenta transitar hacia el uso de energías renovables y vehículos eléctricos para reducir las emisiones contaminantes.
“Los recursos generados de la operación no alcanzan para los compromisos de capital y financieros de la empresa”, concluyó Almeida.
El mandatario morenista ha reiterado que apoyará a la empresa frente a sus compromisos financieros, pues su rescate es el pilar principal de su política energética. (Forbes).