Estados Unidos se ha marcado un nuevo objetivo de vacunación, llegar a su fiesta del 4 de julio con 160 millones de personas inmunizadas -casi la mitad de la población- y el 70% con una dosis, mientras toma medidas para convencer a los escépticos y para que la vacuna llegue a las zonas rurales.
El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció este martes estos nuevos objetivos y prometió que vacunarse será a partir de ahora “más fácil que nunca”, además de insistir en desvincular la campaña de inmunización de la política.
Vacunarse “no es demócrata ni republicano”, y es “la ciencia” la que sustenta esta recomendación, subrayó Biden.
La vacunación en Estados Unidos va a buen ritmo -105.5 millones con la vacuna completa y 147.5 millones con al menos una dosis, según los datos actualizados- y está siendo determinante en la reducción de muertes y contagios.
Aun así, sigue habiendo millones de personas que o bien no quieren inocularse, o no lo creen necesario o viven en zonas y comunidades con peor acceso a las vacunas.
Por eso, en esta nueva fase, la Administración quiere centrarse en esos colectivos. Y también en los adolescentes, para preparar la vuelta a las aulas en otoño.
Y es que, según prometió el presidente estadounidense, cuando la Administración Federal de Fármacos y Alimentos (FDA, en inglés) apruebe la vacunación con Pfizer para menores de entre doce y quince años el Gobierno se pondrá en marcha para garantizarla cuanto antes y pondrá a disposición de las familias 20,000 farmacias para vacunar sin cita.
Se permitirá además que los menores puedan recibir durante el verano la segunda dosis en un sitio distinto a la primera.
Pero antes de que se ponga en marcha la vacunación de los adolescentes se activan ya las medidas anunciadas este martes por Biden para extender la inmunización y conseguir llegar al Día de la Independencia con una situación cercana a la “normalidad””.
El objetivo en esta ocasión será doble: Convencer a los escépticos y llegar a los que más dificultades tienen de acceso a la vacuna.
Así, según explicaron desde la Casa Blanca, se ordenará a la red de farmacias, unas 40,000, que vacunen ya sin cita previa y se anima a los estados a que permitan también la administración de la vacuna sin cita en los sitios que tengan habilitados.
Además, la Agencia Federal de Emergencias (FEMA, en inglés) apoyará los centros locales y aumentará el número de unidades móviles para vacunar, que se dirigirán sobre todo a las zonas en las que el acceso es más complicado.
Habrá por otro lado nuevas inversiones para facilitar el acceso a la vacuna.
Entre ellas una partida de 250 millones que servirán para contratar a personal que ayude en las campañas de vacunación y para facilitar el acceso a los grupos de más riesgo o los más reticentes, ayudando de múltiples maneras, incluido el transporte, a quien lo necesite.
Otros 130 millones se destinarán a campañas de educación e información dirigidas a las comunidades rurales, las minorías étnicas, las comunidades más desatendidas, los discapacitados u otros colectivos.
Asimismo, para las zonas rurales se prevé el envío directo de vacunas a las clínicas.
Tras semanas con centros masivos de vacunación a pleno rendimiento en todo el país, lo que se busca ahora es llegar a zonas más retiradas o comunidades marginales con centros pequeños y móviles, si es necesario, para llegar al mayor número de personas posible.
Pero además Biden apostó por seguir incentivando de todas las formas imaginables la vacunación.
Recordó las ayudas fiscales para las empresas que den permisos pagados a sus trabajadores para que se vacunen y se recuperen, pero también citó otros ejemplos de acciones encaminadas a animar a la gente a inocularse, como descuentos para aficionados de las distintas ligas deportivas o promociones en las tiendas de alimentación para quienes demuestren estar vacunados.
En su discurso en la Casa Blanca, el presidente estadounidense agradeció por otra parte a los líderes de la oposición republicana que animan a vacunarse y que continuaran pidiendo a la ciudadanía que siga las recomendaciones de los centros de control de enfermedades.
Algo que no parecen estar haciendo en algunos territorios. El último ejemplo es Florida, donde el gobernador, Ron DeSantis -republicano y afín al expresidente Donald Trump- eliminó este lunes todas las restricciones anticovid y anunció un decreto que prohíbe volver a implantarlas.
En su comparecencia, Biden insistió en cualquier caso en agradecer a los líderes de cualquier partido que animen a la vacunación y a mantener las medidas que recomiendan los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC, en inglés), y recordó que entre dichas directrices está la de permitir a los que ya tienen las dos vacunas ir por la calle sin mascarilla.
Además, advirtió a los periodistas tras su discurso de que sus objetivos para el 4 de julio no significan que esta batalla acabe ese día, y recalcó que la vacunación deberá continuar en los meses siguientes. (EFE).