La Casa Blanca confirmó hoy el reinicio de las deportaciones a cargo del Departamento de Seguridad Interna (DHS) y anticipó que la histórica cifra de deportaciones bajo el gobierno de Barack Obama continuará al alza. No obstante, el vocero presidencial Josh Earnest desestimó que estas redadas constituyan una acción nueva y puntualizó que no están enfocadas a la población general de inmigrantes indocumentados, sino a un reducido grupo de este universo.
“Lo que el secretario (del DHS Jeh) Johnson ha dicho es que las operaciones que se llevan a cabo son meramente la continuación de operaciones que fueron anunciadas en enero y marzo” pasados, explicó el portavoz durante su habitual conferencia de prensa.
Dijo que estas redadas son conducidas con base en las guías autorizadas por el presidente Obama y Johnson en noviembre de 2014, las cuales priorizan la deportación de criminales convictos y personas que cruzaron la frontera después de enero de 2014. “Hemos dejado en claro que nuestra prioridad es gente que presenta un riesgo a la seguridad pública, personas que son criminales convictos o gente que cruzó recientemente la frontera y esas prioridades continúan en pie y están siendo observadas”, insistió.
Earnest recalcó que otro grupo exento de estas operaciones son los inmigrantes con solicitudes de asilo pendientes o apelaciones, a quienes, aseguró, se les garantizará el acceso al debido proceso “y ese es un principio básico en todo esto”.
Asimismo, precisó que lugares como escuelas, hospitales o lugares de oración están fueran del límite de estas redadas, aunque anticipó que “los números de deportaciones van a continuar aumentando”.
Según cifras oficiales, desde que Obama asumió la Presidencia en 2009, el gobierno ha deportado a más de 2.5 millones de personas, un alza de 23 por ciento respecto a la cifra alcanzada durante los ocho años de la administración de George W. Bush. Earnest sugirió que estas cifras son muestra de la determinación de esta administración para hacer valer las leyes de migración, contrario a lo que los detractores políticos de Obama claman.
“Hemos dejado en claro cómo vamos a utilizar todos los recursos para mejorar la seguridad de la frontera (…) de manera muy importante. Vamos a hacer valer la ley y eso es algo con lo que el presidente Obama está comprometido”, sostuvo. Consideró que ambas tareas podrían haberse visto fortalecidas con más recursos si los republicanos en la Cámara de Representantes no hubieran bloqueado el proyecto de reforma migratoria aprobado por el Senado en 2013.