Franja Sur
Un día sin internet
+ Impunidad y desacato en sanciones a Dolores Gutierrez Zurita
› René Alberto López
Va una reflexión a propósito de la falla de Telcel: “¿Ya tenemos internet?”, pregunté ayer apenas llegué a casa a eso de las tres de la tarde. “No”, fue la respuesta de mi esposa.
Entonces me senté a medio comer, pues en la calle me había tomado un pozol de litro que hasta el habla me quitó. Cuando terminé, tomé el celular y entonces reparé que no podía hacer lo que casi a diario hago. Responderles a mis lectores.
Resulta que mi columna que se publica en el diario impreso Rumbo Nuevo y en cinco portales digitales, además de circular en twitter, facebook y los grupos de chat de whatsapp, la comparto a más de 500 contactos que tengo en mis dos listas de difusión.
Regularmente un promedio de poco más de 60 de ellos se toman la molestia de enviarme sus comentarios, acerca de los que escribo, por lo que procuro responderles a cada uno y agradecerles su opinión.
Esto no me fue posible hacerlo ayer, a la hora acostumbrada. Me sentí incomunicado, de momento sin hacer nada. Entonces decidí apagar el celular y me enfilé hacia donde tengo mis libros. Tomé uno de mis favoritos: “Los días de Manuel Buendía” de la editorial Océano.
Es un texto en el que los amigos del periodista michoacano Manuel Buendía Tellezgirón, asesinado en 1984, escriben sobre la vida y obra del desparecido columnista.
Según Héctor Aguilar Camín “en el momento de su muerte, Manuel Buendía era el periodista más leído e influyente de México. Salvo por censura del editor, su columna “Red Privada” aparecía sin falta de lunes a viernes en el diario capitalino Excélsior y en decenas de la provincia que la adquirían a través de la Agencia Mexicana de Información”.
En el libro los amigos del comunicador, entre otros Aguilar Camín, Alejandro Gómez Arias. Elena Poniatowska, Iván Restrepo, Andrea Bárcena, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Leopoldo Mendivil, Miguel Ángel Granados Chapa, Francisco Martínez de la Vega, Fernando Benítez, escriben de como era el columnista.
Bien, al no haber internet me refugié en mi libro de cabecera, el que consulto para retroalimentarme periodísticamente, pues se narran varias vivencias de la auténtica solidaridad entre periodistas.
Buendía tuvo altas y bajas pero siempre fue solidario con sus compañeros de oficio, sobre todo en momentos difíciles. Son ejemplos que calan.
También sirvió para darme cuenta que tenía meses no leía un libro impreso, debido a la costumbre de consultarlos por internet.
Por eso, el “día sin internet” debe servirnos para darnos cuenta de cuántas cosas la tecnología nos separa, incluso de los libros, de aquella costumbre perdida de leer obras, que se está desvaneciendo por culpa de las redes sociales que nos atrapan.
Seguramente, si algún día nos llegara a faltar agua entubada, no dudaríamos en regresar a la vieja costumbre artesanal de instalar las rústicas bombas de palanca, así como volver a los pozos de agua.
Y, si la Comisión Federal de Electricidad suspendiera el servicio a los más de 400 mil tabasqueños en resistencia civil, no quedaría otra que regresar a los candiles y a los abanicos de guano.
Si bien la tecnología ha revolucionado al mundo de la comunicación, también nos apartó de costumbres buenas.
La botica
Primero, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó sancionar a la coordinadora de Comunicación Social del gobierno de Tabasco, Dolores Gutiérrez Zurita, por violar el artículo 134 de la Constitución de la Republica, al excederse en la difusión de la publicidad del segundo informe del gobernador Arturo Núñez Jiménez. Y, el pasado viernes el Tribunal Electoral de Tabasco ordenó otra sanción a la misma Gutiérrez Zurita, ahora por presunto delito electoral en las elecciones del pasado 7 de junio. Pero hasta la fecha ninguna autoridad ha dicho esta boca es mía. Al parecer, estamos frente al penoso caso, no sólo de impunidad, sino de desacato, en un gobierno que se presume transparente.